El Clasiscismo del sigloV a.C al v d.C.
hablando en particular de dos grandes culturas antiguas: la
griega y la romana. En efecto, así como el Época
Clásica es el período que de nacimiento,
apogeo y caída tanto de las ciudades griegas (en sus épocas arcaica, clásica y helenística) como
de la República y
el posterior Imperio Romano, la abundante literatura
tanto en verso
como en prosa que produjeron sus autores es lo que
ha venido a denominarse, de forma
genérica, Literatura Clásica.
En consecuencia,
lo más importante de la obra no es tanto su fondo como su forma;
es decir, lo que más interesa de
la obra de arte no es su significado
religioso ( la mayor parte son representaciones de divinidades) sino su
belleza, su significado estético . El artista es tanto
más admirado cuanto más capaz es de asumir la belleza ideal. Esta valoración del artista es lo que
hace que el arte griego no sea un arte anónimo como el de las antiguas
civilizaciones orientales.
Características del Clasicismo
*Los griegos concedieron gran importancia a la literatura y
el teatro.
•La clasificación de los géneros literarios que aún hoy
pueden ser válida, se debe a Aristóteles.
•En la poética de Aristóteles distingue entre:
•Poesía Épica o Epopeya: Donde se celebran hazañas de los
héroes o de pueblos.
•Poesía Lírica o Elegía: Donde el poeta se expresa en un
tono personal e íntimo, habla de sí mismo, de sus emociones y sentimientos, es
subjetivo.
•El sistema de versificación no se basaba en la rima sino en
la cantidad de sílabas. De ella derivan los sonetos, las elegías, los romances,
las odas y todas las formas de versificación.
•Teatro: El género dramático tuvo su origen en la poesía
coral que se cantaba durante las fiestas que se celebraban en honor del dios
Dionisios. Las fiestas Dionisiacas tenían lugar en la primavera y duraban tres
días, durante los cuales se sacrificaba una cabra.
•Las representaciones mantenían su carácter religioso, el
tema era la relación del hombre con los dioses que dominan el universo y el
destino humano.
•Podemos distinguir tres géneros: La tragedia en la cual el
personaje se enfrenta a los dioses y a su destino.
•El Drama, donde el hombre se enfrenta a sus propias
pasiones.
•La Comedia, donde se enfrentan a otros hombres
Caracteristicas del arte clasicista.
*En el Arte existe la búsqueda constante de la belleza y la
aspiración a conseguir siempre lo mejor.
*Su estilo es sobrio, razonado y medido, cifra la belleza en
el equilibrio, la proporción y la armonía.
*Atenas llega a lo que se conoce como el siglo de Oro en el
siglo V a.C. siendo gobernado por Pericles, se le conoce así a este periodo por
ser el más brillante en la historia del Arte Universal. Se caracteriza por el
auge de la arquitectura, se construye la Acrupolis, las murallas que rodean la
ciudad, el Partenón y el Ágora.
*La vida y obra de los primeros griegos está marcada por el
concepto mítico religioso, a través del cual explica la existencia.
*Los dioses eran seres profundamente humanos, tanto en
apariencia física como en carácter.
*Para los griegos la ética y la estética se funde en el
sentido de que lo bueno es bello, ya que considera que el interior y el
exterior del hombre están vinculados.
*Se cultivan también otras disciplinas y artes como la
Historia, la Medicina, la Astronomía y desde luego la Literatura.
La Literatura Medieval
El Medievalismo ha sido considerado por mucho tiempo como la
época oscurade la historia, por las características monacales de sus hábitos y
costumbres. Tal noción del medioevo ha cambiado en nuestros días, hecho que
debemos a la revisión de valores que trajo consigo el fenómeno que aparejó el
romanticismo.La Edad Media fue una época en que la religión retrotrajo al
hombre a su propia esencia con exclusión de sus situación corporal y externa, y
presentó una nueva problemática a la Filosofía: la noción del alma; la
inmortalidad y la divinidad, tomada como omnipresente y omnipotente. En las
Artes Plásticas, los grandes y pesados templos medievales aportaban sobre su
base un monumental peso: la imaginería se hace piadosa, y en contraposición a
las figuras de los santos y ángeles, surgen monstruos, gárgolas, fieras
semimíticas, etc., todo ello relacionado con el gigantesco temor a lo divino y
al demonio. El Arte, privativo del cortesano y el caballero, otorga sus temas a
la religión. Época de exaltación heroica y logros cristianos, la Literatura se
somete a los motivos vitales del medioevo, dando cuerpo a las nociones de lo
heroico, lo religioso, lo caballeresco. Las Artes Plásticas se someten en su
mayoría a la arquitectura, y cuando nace la pintura de caballete, lo hace con
referencia a los temas mencionados. También notamos que se agregan las
representaciones de los tormentos y martirios sufridos por los mártires, sus
éxtasis, etc. La Literatura es épica, realista y concreta, o bien religiosa,
cargada de fantaseos milagrosos y abstracta.
Historiografía
El descrédito de la Edad Media fue una constante durante la
Edad Moderna, en la que Humanismo, Renacimiento, Racionalismo, Clasicismo e Ilustración
se afirman como reacciones contra ella, o más bien contra lo que entienden que
significaba, o contra los rasgos de su propio presente que intentan
descalificar como pervivencias medievales. No obstante en el campo e la
erudición, desde fines del siglo XVI se producen interesantes recopilaciones de
fuentes documentales medievales que buscan un método crítico para la ciencia
histórica: Annales ecclesiastici de Cesar Baronius (1588-1607); Historia
normannorum scriptores antiqui, de Duchesne (1619); Italia sacra, de Ferdinando
Ughelli (1644) o Capitularia regum Francorum, de Baluce (1677). Los
benedictinos de Saint Maur sostuvieron una polémica con los jesuitas
denominados bolandistas sobre historia eclesiástica, que está en el origen de
la constitución de la ciencia diplomática. En España fueron significativos los
trabajos de José de Moret (Annales del Reyno de Navarra, 1695) y de Jerónimo
Zurita (Anales de la Corona de Aragón, 1562-1580), así como la reelaboración
del cuerpo cronístico en la Historia de España del Padre Mariana (1592-1601).
En el siglo XVIII Muratori reivindicó a los autores medievales italianos en su
Eerum italicarum scriptores, y Thomas Rymer hace lo propio con los ingleses en
sus Foedera, conventiones, literae, et cujuscunque generis acta publica. En
Francia el benedictino Charles-François Toustain (Dom Toustain) y la Académie
des Inscriptions et Belles Lettres. En España, las Antigüedades de España de
Francisco de Berganza y los Bularios de las Órdenes Militares, así como la España
sagrada del Padre Flórez.4
El Romanticismo y el Nacionalismo del siglo XIX
revalorizaron la Edad Media como parte de su programa estético y como reacción
anti-académica, además de como única posibilidad de encontrar base histórica a
las emergentes naciones. Así por ejemplo en la Historia del pueblo alemán, de
Heinrich Luden (Geschichte des Teutschen Volkes, 1825-1845) y el Seminario de
Ranke de 1833 en Berlín; la francesa Ecole Nationale des Chartes (1821); el
austriaco Institut für österreichische Geschischtsforschung (1854) y la belga
Commision Royale d´Histoire (1834). Se multiplicaron las sociedades regionales
o locales que se esforzaban en el rescate y recopilación de fondos. Sin duda el
esfuerzo más importante y fructífero fue Monumenta Germaniae Historica, en el
que, entre muchos otros, colaboraron personalidades como Humboldt y Grimm (el
primer tomo apareció en 1826). Guizot en Francia impulsó la Collection de
documents inédits relatifs à la'histoire de France (desde 1835); y desde 1868
la Ecole Pratique des Hautes Etudes realizó importantes trabajos
medievalísticos, con Gabriel Monod. En Inglaterra se editaron a iniciativa
pública los Patent rolls, Cloose rolls, Rerum birtannicarum medii aevi
scriptores y otras muchas recopilaciones de asociaciones privadas, como la
Cadmen Society y la Pipe Roll Society. En Italia, a pesar de la abundancia de
material clásico, no se descuida la investigación del medieval, con la
Historiae patriae monumenta. Historiadores medievalistas destacados fueron los
alemanes Raumer y Stenzel en la primera mitad del siglo y Giesebrecht, Köpe,
Dohl, Dahn, Stälin, Dümler, Sybel, Lamprecht y muchos otros en la segunda
mitad. Ingleses como Hallam y Kemble en la primera mitad del siglo, y Stubbs y
Maitland en la segunda. En Francia, además de los citados Guizot y Monod,
destacan Gerard y Delisle, en el último tercio del XIX, y ya a finales
Luchaire, Viollet, Guilhiermoz, Langlois, Lavisse, etc.
En la España del siglo XIX aparece la Colección de
documentos inéditos para la historia de España (1841) y el Memorial histórico
español (1851). Próspero Bofarull dirige la publicación de los documentos del
Archivo de la Corona de Aragón. La Real Academia de la Historia (Actas de las
Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla), e investigadores
individuales, como Cayetano Rosell (Crónicas de los reyes de Castilla desde don
Alfonso el Sabio hasta los Reyes Católicos) y Tomás González realizaron una
tarea importante, que no llegaba a ser suficientemente satisfactoria, dada la
abundancia del material disponible. Historiadores medievalistas notables,
aparte de los citados, fueron los arabistas Pascual Gayangos, Francisco Codera
Zaidín y Julián Ribera y en otros ámbitos Eduardo de Hinojosa y Naveros, Amador
de los Ríos, Manuel Colmeiro, Francisco Javier Simonet, Tomás Ximénez de Embún,
Catalina García, Cesáreo Fernández Duro, y Joaquim Miret i Sans.5
El medievalismo del siglo XX se ha centrado en la renovación
metodológica, fundamentalmente por la incorporación de la perspectiva económica
y social aportada por el materialismo histórico y la Escuela de los Annales.
Medievalistas belgas como Henri Pirenne, franceses como Marc Bloch, o ingleses
como Steven Runciman se cuentan entre los más importantes de la primera mitad
del siglo. En España nombres destacados fueron el estudioso del Cantar de Mío
Cid Ramón Menéndez Pidal, los arabistas Miguel Asín Palacios y Emilio García
Gómez, el institucionalista Luis García de Valdeavellano, y Jaume Vicens Vives,
introductor de la historia económica y social. En la segunda mitad del siglo y
hasta la actualidad, no han dejado de sucederse valiosas aportaciones de importantes
historiadores, algunos citados en la bibliografía de este artículo, y muchos
otros, como los italianos Vito Fumagalli y el también semiólogo Umberto Eco.
Características de la Literatura Medieval
La literatura fue el reflejo de la sociedad medieval y de su
mentalidad. Las principales características de la literatura medieval son:
1.La importancia de la transmisión oral: Gran parte de la
literatura se difundía mediante la recitación, dado que la población era
analfabeta en su mayoría.
2.El carácter anónimo de sus autores: Al principio, sobre
todo, la literatura surge de la colectividad y luego va siendo modificada por
los juglares o quienes la transmiten.
3.La finalidad didáctica o moralizante: La influencia
religiosa determina que, en muchos casos, la literatura se utilice para influir
en los oyentes. Otras veces, la literatura sirve de propaganda de los valores
de un rey o de un pueblo, como ocurrirá con los cantares de gesta.
4.El uso del verso: Hasta bien entrada la Edad Media (siglo
XIV), el verso será el modo usual de escribir, dada su facilidad para la
recitación.
El anoniuato en la literatura
Una gran cantidad de obras pertenecientes a la literatura
medieval son anónimas. Esto no es debido únicamente a la falta de documentos de
este período, sino también a que el papel que jugaban los autores en aquella
época difiere considerablemente de la interpretación romántica del término en
la actualidad. Los autores medievales estaban sometidos a menudo a los
escritores clásicos y a los Padres de la Iglesia Católica, y tendían a
re-escribir historias, que habían oído o leído, de forma embellecida, más que a
crear historias nuevas. E incluso cuando creaban una nueva historia no suele
quedar claro quien era el autor, ya que atribuían ciertas ideas a otros libros
de otros autores. Esto hace que el nombre de los autores individuales sea poco
o nada importante y por ello, los grandes trabajos de la época nunca son
atribuidos a una persona en concreto.
Literatura Profana y religiosa
*La literatura religiosa fue la dominante, lo que no
sorprende en una época en la que los estudios más frecuentes eran de orden
teológico y el clero católico era el centro de lavida intelectual. Himnos
litúrgicos, leyendas y vidas de santos (llamadas hagiografías) y comentarios de
la Biblia fueron los géneros más ensayados.
*Por otra parte, la literatura profana, sin ser tan
productiva como la religiosa, mantuvo un digno papel secundario. Esta
literatura fue hermana del despertar de las lenguas romances, y el tema del
amor cortés fue tal vez el más repetido. Los poemas épicos, así como los
cantares de gesta, le siguieron en popularidad y brindaron de hecho algunas
obras inolvidables, tales como el Beowulf, el Cantar de los nibelungos o el
Cantar del Mío Cid.
La escritura política creció de forma importante sobre todo
en la Baja Edad Media y principalmente en las ciudades-república italianas. La
literatura de viajes, muchas veces relacionada con las peregrinaciones y por
tanto entroncada con la literatura religiosa, alcanzó también una gran popularidad.
Poesía
La Chanson de
Roland trata hechos y personajes de la época carolingia con una perspectiva que
no toma en cuenta ni la geografía ni a la historia real y desde una distancia
temporal lejana, del siglo VIII en que suceden los hechos al XI en que se
compone el cantar de gesta, como todos ellos, con base en distintos elementos,
principalmente la tradición oral. En cambio, la épica medieval castellana,
especialmente el Cantar de mío Cid no puede considerarse ficción histórica,
puesto que habla de su propio presente (o trabaja con materiales compuestos
compuestos a muy poca distancia de los hechos descritos) con elementos casi más
cronísticos que novelescos (a excepción de algunos elementos obviamente
literarios), aunque la pretensión sea fuertemente mitificadora (función que no
es ajena a buena parte de la historiografía, como ocurre con las mismas
Crónicas o las hagiografías). De un modo mucho más evidente, la recreación
posterior del género, que es lo que se ha venido a llamar el Romancero, sí
tiene esa característica, tanto por la mayor distancia cronológica como por los
mayores elementos de fantasía (a lo que se suma una mayor anacronía).
El Orlando furioso
de Ludovico Ariosto (1516), junto con
la Jerusalén
libertada de Torquato Tasso (1579)
sentaron el modelo de poesía épica renacentista, utilizando
el primero el tema de la caballería errante y el segundo el de las cruzadas.
En el siglo XVII
hay un descomunal poema barroco: El Bernardo, o Victoria de Roncesvalles, sobre
el mito de Bernardo del Carpio, de Bernardo de Balbuena (1624).
Los fraudulentos
poemas atribuidos a Ossian por James Macpherson (1765) pretendían ser una épica
céltica rival de la homérica, e influyeron mucho en el historicismo romántico
posterior.
El romanticismo trató leyendas y tradiciones
medievales, como el inacabado Don Pelayo, de José de Espronceda, o La pérdida
de España, de Pedro de Montengón.
Novela
Después del ciclo artúrico (Thomas Malory, La muerte de
Arturo); los libros de caballerías, en algunos casos la novela bizantina, y
particularmente en España la novela morisca (Historia del Abencerraje y la
hermosa Jarifa) fueron tratamientos imaginativos sobre una Edad Media que, a
medida que avanzaban los siglos, iba pasando de ser un pasado más o menos
reciente a ser un pasado más o menos lejano; aunque siempre sin intención de
mantener ningún tipo de rigor histórico.
Fue la valorización de la Edad Media por el romanticismo lo
que hizo nacer el género de la novela histórica a comienzos del siglo XIX:
Ivanhoe, de Walter
Scott
Cuentos de las
Cruzadas, del mismo
Nuestra Señora de
París, de Victor Hugo
Cuentos de la
Alhambra, de Washington Irving
Los caballeros
teutones, 1900, de Henryk Sienkiewicz
La novela histórica española aparece también en la misma
época y muy influenciada por Walter Scott, pasando a buscar una mayor fidelidad
a la época tratada a partir de la segunda mitad del siglo XIX.10
Sancho Saldaña, de
José de Espronceda
El doncel de don
Enrique el doliente, de Mariano José de Larra
Cristianos y
moriscos, de Serafín Estébanez Calderón
Doña Isabel de
Solís, reina de Granada, de Martínez de la Rosa
El señor de
Bembibre, de Enrique Gil y Carrasco
Men Rodríguez de
Sanabria, de Manuel Fernández y González
Abelardo y Eloísa,
de Ramón Ortega y Frías
Amaya o los vascos
del siglo VIII, 1879, de Francisco Navarro Villoslada.
Doña Blanca de
Navarra, del mismo.
La campana de
Huesca, de Antonio Cánovas del Castillo
Los hidalgos de
Monforte, de Benito Viceto
La novela histórica actual tiene algunos muy buenos
ejemplos:
El nombre de la
rosa, de Umberto Eco
Baudolino, del
mismo autor
Los pilares de la
tierra, de Ken Follett
Un mundo sin
fin, su continuación, por el mismo autor
El Médico (The
Physician), de Noah Gordon (forma trilogía con otras dos novelas)
Pero lo que más abunda en la literatura reciente, convertido
en un subgénero por sí mismo, es el recurso al mito de los templarios, en
conexión con temas de ocultismo o teorías más o menos extravagantes:
Los Reyes
Malditos, de Maurice Druon (serie de siete novelas).
Historieta
En España Apeles Mestres introduce como ilustrador y
precedente del cómic, algunas aventuras largas de tema medieval:16
El conde tal
(1878)
La Brivia (1902)
Príncipe Valiente
(1937, Harold Foster)
En la posguerra española, el cómic medievalista, cumplió una
especial función de evasión de la realidad, al tiempo que eludía la censura más
fácilmente al tratar glorias del pasado:
El Guerrero del
Antifaz (1944, Manuel Gago García).
Capitán Trueno
(1956, Víctor Mora Pujadas y Miguel Ambrosio Zaragoza -Ambrós-).
Hubo muchos otros ejemplos (Sangre en Bizancio, El Caballero
de las Tres Cruces, Flecha Negra, El Rey del mar, Terciopelo negro o Tirant lo
Blanc).
Desde una perspectiva totalmente cómica:
Don Furcio
Buscabollos (1947, Guillermo Cifré)
En Francia, siguiendo el género de acercamiento cómico a la
historia iniciado con Asterix:
El gran visir
Iznogud (1961, guionista René Goscinny -el de Asterix-, dibujante Jean Tabary)
ambientada en Bagdad en el califato de Harún El Pussah (parodia del Harún
al-Rashid de las mil y una noches). La frase repetida por Iznogoud en todas sus
maquinaciones Quiero ser califa en lugar del califa, no deja de ser una
reflexión sobre la naturaleza del poder.